Cuando no podemos hacer esto usamos el argumento de autoridad que consiste en acudir a un maestro de prestigio para
resolver un problema. “Esto es así porque así lo dijo Aristóteles”. Es un argumento débil porque también los sabios pueden equivocarse. Algo puede ser falso aunque lo diga la persona que más sepa del mundo.
Ha habido épocas en que se ha vivido sometido al argumento de autoridad. No se invitaba a la gente a pensar por ellos mismos. Únicamente se les pedía que creyeran lo que el sabio decía.
CRISIS DEL ARGUMENTO DE AUTORIDAD.
A partir del Renacimiento comienza a entrar en crisis el
argumento de autoridad. La revolución científica de Galileo pondrá en cuestión
todo lo que Aristóteles sostenía sobre astronomía. Del geocentrismo
aristotélico se pasa al heliocentrismo copernicano. Todo el mundo descubre que los sabios de la antigüedad estaban equivocados.
Descartes -en el XVII- se propondrá aceptar únicamente como verdadero aquello de lo cual no tenga duda. Su propio yo se convertirá en la máxima autoridad. Textualmente dice: “no admitir como verdadera
cosa alguna, como no supiese con evidencia que lo es" y más adelante dirá "no comprender en mis juicios
nada más que lo que se presentase tan clara y distintamente a mi espíritu, que
no hubiese ninguna ocasión de ponerlo en duda.”
Hume alababa un libro diciendo que era muy bueno: porque sacudía el yugo de la autoridad y acostumbraba a los hombres a pensar por sí mismos.
En la frase de Hume se ve que el filósofo británico ya no piensa que la autoridad nos ayude a encontrar la verdad, al contrario, es un yugo que nos fuerza a ir por el camino marcado. Lo que hay que hacer es sacudir su peso y pensar por uno mismo.
Kant, en el XVIII, va a proponer como lema de la Ilustración la frase: "Atrévete a saber".
Literalmente Kant lo expresa así:
La ilustración es la salida del hombre de su minoría
de edad. El mismo es culpable de ella. La minoría de edad estriba en la
incapacidad de servirse del propio entendimiento, sin la dirección de otro. Uno
mismo es culpable de esta minoría de edad cuando la causa de ella no yace en un
defecto del entendimiento, sino en la falta de decisión y ánimo para servirse
con independencia de él, sin la conducción de otro. ¡Sapere aude! ¡Ten valor de
servirte de tu propio entendimiento! He aquí la divisa de la ilustración.
Como ves, Descartes, Hume y Kant fueron tres filósofos que querían que pensáramos por nosotros mismos.
TE invito a que respondas alguna de estas preguntas o todas. ¿Crees que hoy en día la mayoría pensamos por nosotros mismos? ¿En qué aspectos de la vida piensas que la gente actuamos como borregos y en cuales pensamos de modo independiente? ¿En qué aspectos te parece bueno acudir al argumento de autoridad y en cuales sería bueno pensar por nosotros mismos?